Dr. Juan Manuel Vargas Canales

Departamento de Estudios Sociales

División de Ciencias Sociales y Administrativas

Campus Celaya-Salvatierra, Universidad de Guanajuato 

 
 

La pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 transformó todos los aspectos de nuestras vidas. Además, dejo claro que la mejor forma de resistir y superar los problemas de salud es manteniendo una dieta sana, adecuada, equilibrada y culturalmente apropiada. Lo anterior, hizo evidente la relación tan estrecha que existe entre la salud y los sistemas agroalimentarios. Esto originó un cambio en el paradigma de hacer investigación científica, que se está dando a nivel global. Desde la Universidad de Guanajuato, y en colaboración con distintas instituciones también iniciamos el análisis de estas temáticas.

Como todos sabemos el sector agroalimentario incluye todas las actividades relacionadas con la producción, recolección, almacenamiento, procesamiento, distribución y comercialización de alimentos para uso y consumo humano, como materias primas para producir energía, construcción e insumos no alimentarios esenciales para producir medicamentos. En ese sentido, es el sector más importante para la permanencia y la reproducción de la vida. Es conveniente mencionar que ha experimentado a través de tiempo varias revoluciones científicas y tecnológicas, lo que ha permitido que produzca incluso más alimentos de los que necesitamos para vivir.

Sin embargo, en la lógica y dinámica de producción actual encontramos que los alimentos provienen de un sector agroalimentario subordinado a un modelo económico y tecnológico, con intereses y objetivos muy claros. En esta lógica el alimento es visto solo como una mercancía y su único objetivo es generar ganancias sin importar sus efectos en la salud. En la actualidad se producen alimentos mediante el uso masivo de agroquímicos y otras moléculas. Los principales problemas asociados con este modo de producción se relacionan con las enfermedades modernas, como lo son cánceres de todo tipo, diabetes mellitus tipo 2, Parkinson, Alzheimer y problemas psicológicos y psiquiátricos. Existen investigaciones que han documentado durante décadas los efectos nocivos de este modelo tecnológico. La población más afectada es la que tiene menores ingresos y se encuentran en América Latina, África y Asia.

Las alternativas para sanar, recuperar y mejorar los sistemas agroalimentarios no son nuevas y contamos con una base sólida de conocimientos. Se trata de la agroecología y la agroforestería, la agricultura orgánica, la agricultura urbana y periurbana, la agricultura familiar, la economía social solidaria y las tecnologías de la agricultura 4.0, 5.0 y 6.0. Claro la adopción de estas alternativas implica una profunda transformación de todas nuestras relaciones. Es importante mencionar que las alternativas propuestas aún presentan algunas limitaciones. Se requiere mayor conocimiento sobre su manejo y nuevas tecnologías para lograr una mayor eficiencia. Además, en algunos casos su implementación es muy costosa y gran parte de la población no tiene acceso, y en otros aún existen problemas con la escalabilidad de los sistemas de producción, relacionados principalmente con la disponibilidad de insumos y la logística de operación y funcionamiento.

Sin embargo, la realidad indica que para que el Homo sapiens logre expresar nuestro máximo potencial físico, emocional e intelectual es necesario impulsar lo que se ha denominado: “La gran transformación de los sistemas agroalimentarios”, una transformación para la vida y para el bienestar de todos. Estamos convencidos que una correcta planificación y gestión se podría lograr, a largo plazo, satisfacer la creciente demanda de alimentos saludables, nutritivos e inocuos. Lo anterior posiciona al sector agroalimentario como el más prioritario e importante y como sociedad debemos revalorarlo, con una visión de futuro, de sostenibilidad y con una ética para la vida.

La gran transformación del sector agroalimentario podría tener profundas implicaciones en diversos aspectos. Sin duda, mejoraría la calidad del medio ambiente y las condiciones de salud, pero, dada la complejidad del sector, implicaría transformar los modelos de negocio, los mercados y su regulación. Es decir, no es un proceso sencillo, requiere mucha investigación, mucho trabajo, mucha voluntad política y muchos recursos.

Para concluir, me gustaría invitarlos a que consulten nuestros trabajos y a que continuemos trabajando por un México y un mundo mejor. Finalmente les comparto el título y el enlace del artículo donde se documenta y explica todo de manera muy clara: “Science, technology, agri-food systems, health, and wellbeing: logic, dynamics, and relationships”, enlace: https://www.frontiersin.org/journals/sustainable-food-systems/articles/10.3389/fsufs.2024.1344357/full

 
 

Fecha de publicación: 16 de octubre de 2024.