dra argelia rosillo de la torre

Dra. Argelia Rosillo de la Torre
Departamento de Ingenierías Química, Electrónica y Biomédica,
División de Ciencias e Ingenierías,
Campus León,
Universidad de Guanajuato

Atrás quedaron los tiempos de Rita Levi Montalcini (neurocientífica) o de Marie Curie (primera mujer en ganar un Nobel), en los que poder acceder a la educación universitaria o ser reconocida por sus logros significaba un reto aún más grande que el propio desafío científico.

Hoy en día, en la mayor parte del mundo las mujeres podemos acceder al conocimiento, a través de una educación formal o incluso -si nuestra vocación no lo demanda- dedicar nuestra vida a la investigación. A pesar, de que algunas barreras que nos impedían el acceso a la ciencia se han derribado, en pleno 2020 solo 3 de cada 10 científicos somos mujeres y, menos del 7% de las niñas sueñan con serlo.

Las razones son muchas, sin embargo, podríamos destacar los tan “enraizados” roles de género, esas ideas que dictan socialmente que es lo que una mujer puede o no puede hacer. Estos prejuicios, han contribuido a que las mujeres se alejen de los sectores relacionados con la ciencia. Además, estos estereotipos han evitado que talentosas mujeres incursionen en los ámbitos académicos, científicos y tecnológicos, privando a la sociedad de sus contribuciones.

Es importante tomar en cuenta, que en muchas ocasiones el no incursionar en este ámbito no es una decisión de la mujer, ya que como dice María Blasco “Si todo en la sociedad está montado para que sea más difícil para las mujeres, será más difícil”. Para enterar a la sociedad y hacer énfasis en que las mujeres y las niñas logren el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia, la ONU creó el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero. Sin embargo, la importancia de la participación de las mujeres en la ciencia no solo es cuestión de equilibrar la balanza, está comprobado que tiene beneficios. Por ejemplo, está documentado que la diversidad de enfoques en investigaciones incrementa, sin dejar de lado la influencia y motivación, que una científica puede significar en las generaciones más jóvenes.

Acciones como incentivar la composición igualitaria de los comités científicos, la creación de programas, convocatorias y premios exclusivos para la mujer son esfuerzos que han contribuido a honrar su labor científica. El camino para al alcanzar la equidad y el acceso pleno a la ciencia aun es largo, pero derribar los estereotipos de los roles de género en las niñas, les permitirá elegir de manera libre su camino – quizás el de la ciencia- y contribuir a disminuir la brecha en la que actualmente nos encontramos.

 

Fecha de publicación: 21 de febrero de 2020.