Dra. Yazmín Alejandra Quintero Hernández

Departamento de Enfermería Clínica

División de Ciencias de la Salud e Ingenierías

Campus Celaya-Salvatierra, Universidad de Guanajuato 

 
 

 
 

Hasta el 2018 México ocupaba el 1er lugar de Abuso Sexual Infantil (ASI), de los 33 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo económicos (OCDE). Este dato es alarmante, además, las cifras de los casos registrados de ASI pueden quedarse cortos en cuanto a la realidad del fenómeno, principalmente por la dificultad que representa hablar abiertamente de este tema y porque un gran número de casos no son denunciados públicamente.

Sabemos que, en la mayoría de los casos, el abuso sexual ocurre en la familia, por lo que es principalmente en este ámbito donde debe realizarse la prevención.

En este sentido una primera línea de acción requiere una comprensión de lo que el ASI implica y cuáles son sus características.

El ASI se refiere a cualquier contacto o actividad de naturaleza sexual entre un menor o un adolescente o adulto, con el fin de estimular o gratificar la sexualidad de quien lo está llevando a cabo.

En el abuso sexual infantil siempre existe un abuso de poder determinado por una diferencia de edad física o mental mínima de 5 años entre la víctima y el agresor, y por la existencia de manipulación, engaño o coerción, resultante de esta diferencia de edad.

Los elementos para considerarlo abuso sexual infantil incluyen:

• El tipo de contacto o actividad de naturaleza sexual. Esta actividad sexual incluye desde mostrar pornografía, exhibir o mirar el cuerpo desnudo o semidesnudo, contacto con el cuerpo del menor o hacer que éste toque el cuerpo de quien lo está agrediendo, hasta la penetración oral, anal o vaginal.

• La diferencia de edad física o mental entre la víctima y el victimario de al menos cinco años.

• La existencia de coerción: uso de amenaza, castigo, seducción, chantaje y/o manipulación.

• La intencionalidad: El fin del ASI es estimular o gratificar la sexualidad de quien lo está llevando a cabo.

Dicha actividad resulta ser una experiencia percibida por el menor como no deseada, incómoda o desagradable, o incluso dañina y dolorosa, ya sea en el momento en que ocurre el contacto, o, posterior a éste.

Normalmente no se utiliza fuerza física y puede darse por medio del engaño, amenazas, chantaje y/o seducción para lograr la cooperación del niño. Siempre se usa el abuso de autoridad y de poder sobretodo para que el niño mantenga el secreto del abuso.

El silencio es una de las condiciones que permite que el abuso sexual se dé y continúe; por lo que es parte de la dinámica del ASI.

El silencio es característico de la experiencia de abuso sexual infantil y mantiene el aislamiento en el que viven los niños durante el periodo en el que ocurre la agresión. Este aislamiento se da entre el niño y su agresor y permite que el niño se forme una impresión y explicación de lo que está ocurriendo a través de la mirada del agresor, quien, para mantenerlo callado, puede provocar que el niño se sienta avergonzado y culpable de la experiencia, lo que incrementa el aislamiento y mantiene el abuso en secreto.

Una primera línea de prevención es que en las familias se pueda hablar abiertamente de ciertos temas. Es importante que se hable con los niños, usando un lenguaje adecuado, de acuerdo con su etapa de desarrollo y que, en la medida que van creciendo los niños, se sigan abordando los temas que les permitan tener herramientas para cuidarse física y emocionalmente.

Es importante que en las familias exista una comunicación directa y clara en cuanto a sexualidad, a límites, a derechos y a autocuidado corporal y emocional.

Los padres deben de hablar de emociones con los hijos y explicarles que cualquier persona podría cometer abuso, no importa su profesión, oficio, apariencia o lugar que ocupe en la familia, o fuera de ella.

Abrir un espacio de confianza y comunicación permitirá que los padres o figuras familiares principales les representen un lugar seguro para recurrir en caso de sentir malestar o incomodidad; para lo cual debe existir una comunicación libre de juicios que les generen culpas a los niños.

Se les tienen que enseñar a los niños cómo escucharse y cómo poner atención a las señales que les manda su cuerpo cuando algo les incomoda, molesta, o les hace sentir mal.

Se les tiene que dar voz a los niños, los niños deben ser escuchados y atendidos en su necesidades y deseos.

En muchos sentidos la comunicación y expresión, efectiva y afectiva serán la clave para la prevención del abuso sexual infantil y otros riesgos en los niños.

 
 

Fecha de publicación: 27 de septiembre de 2024.